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Como esperando abril

Como todos los años, la primavera se cuela por abril. La calefacción central deja de funcionar y tenemos que hacernos a la idea de esperar solamente los regalos que nos haga el sol.

Para mí, abril tiene muchas connotaciones, es el mes de mi cumpleaños, fecha que nunca fue de mi predilección. Soy un tanto sosa y detesto las celebraciones, de cumpleaños, navidades y demás. Nunca pongo los huevos de pascua y muy pronto les dije a mis hijas que los Reyes y Papá Noel éramos nosotros, así me quité un problema de enmedio. Sólo me queda el Ratoncito Pérez, pero tengo la certeza de que sus visitas acabarán de motu propio, cuando se acaben los dientes.

Dentro de todo ese ambiente antifestivo que es mi vida (¿es que se puede/debe celebrar la caída de otro año del calendario?), además abril viene acompañado de astenia primaveral que hace que me duerma hasta en el metro y seguramente este año, por sexta vez consecutiva, vendrá con el problemilla llamado "vértigo posicional paroxístico", que no es nada más que unos mareos provocados por los cristales del oído medio que son un poco paseanderos y se salen de su sitio. Los muy desgraciados eligen la primavera. Por suerte no tengo alergias porque sino estaba completa.

Aunque hoy mi ginecólogo me miraba con cierta tranquilidad. Nos conocemos hace 11 años y durante todo este tiempo nunca he tenido nada raro. Hasta soy donante de sangre cada tres meses (acabo de recibir un sms que me pide a voces que vaya a donar). Hoy le decía en broma que como siga así de saludable voy de culo, pues todos mis amigos y familiares se morirán antes y tendré una vejez muy solitaria. Como no lo solucione un accidente de tráfico, veo mi futuro negro, negrito. Cuando levanté la cabeza, me di cuenta que había metido la pata. Hasta el fondo. Mi médico no está en edad de reírse de mis cuitas. Habrá pensado que soy una idiota. Aunque seguramente todas las mujeres nos volvemos un poco majaras cuando vamos a una consulta tan incómoda.

Pero estamos en el mes de abril. Por lo menos hay una razón para alegrarse: una persona muy querida (y admirada) se ha puesto en contacto a través de mis blogs.

Me voy, tengo que echar la cabezadita asténica

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