Me enteré de la existencia de esta serie inglesa por un artículo en la prensa. Los seriéfilos tenemos eso, vamos a la caza de series y cualquier comentario que nos dé pistas de una buena nos hace ir en su busca. No tengo ningún método específico ni para encontrarlas ni para adentrarme en ellas, es decir, dejo todo a la casualidad y no me mido sólo por el primer capítulo. Es una suerte de filing el que me hace seguir hasta el final.
Esta en concreto no me ha decepcionado. Es una serie modesta, sin grandes pretensiones tipo House of Cards, Juego de Tronos o Homeland. Doméstica, diría. Trata de la vida de la gente de un pequeño pueblo inglés, con sus pequeños comercios, sus bares, sus casitas a orillas del mar, su vida simple.
Tal vez uno de sus mayores aciertos haya sido la elección del escenario. Broadchurch no existe, está realizada en la Costa Jurásica de Dorset al sur de Inglaterra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que tiene la friolera de 150 millones de años. Esos acantilados que parecen recortados por el zarpazo de un gigante son inquietantes y te hacen creer que cualquier cosa es posible.
Los dos personajes principales, la empática y pueblerina policía, Ellie Miller (Olivia Colman) que parece que todo lo hace a bandazos y el experimentado investigador, Alec Hardy (David Tennant) que viene de mejores destinos, hacen una pareja complementaria.
Las primeras dos temporadas trataron de la muerte del niño Dan Latimer, que fue encontrado al pie de las inmensas murallas vecinas del mar. A partir de ese punto se fue desenredando la madeja de todo lo que se esconde en la vida de las personas, de cualquier parte del mundo. Y es eso lo que tiene esta serie, que aborda con soltura los temas que están desde que los griegos decidieron convertirlos en teatro.
La tercera temporada fue una sorpresa para mí, pensé que con las dos primeras ya estaría amortizada, pero no. Y comienza fuerte con la violación de una mujer adulta. Desde ya deja la violación completamente descarnada. Ya no hay el pretexto de que era una mujer joven, seductora, con minifalda o demás. Dejan el hecho en su pureza para de allí comenzar a diseccionarlo. Lo más sorprendente de todo el desarrollo del tema es la delicadeza y el respeto con el que abordan el mismo. Empezando desde la misma policía. Sería interesante que el visionado de los ocho capítulos estuviera en los cursos de formación de los agentes encargados de dar respuesta a este tipo de crímenes. Ejemplar.
Pero lo que más desconcierta son las razones por las cuales el culpable lleva a cabo tan aberrante delito, sencillamente porque pensaba que era sólo sexo y que las mujeres ya lo habían tenido antes y que el control que ejercía sobre sus víctimas era simplemente "bonito". Como diría Hannah Arendt, la banalidad del mal.
Junto con Dorset, un sitio al que algún día debería ir, he descubierto al músico islandés Òlafur Arnalds, que es el que hace parte de la banda sonora y cuya canción "Take my leave of you" cierra el último capítulo. Belleza pura. Y es que cuando se toma el camino alternativo en todo, las sorpresas no dejan de brotar...
Deberíais verla.
Esta en concreto no me ha decepcionado. Es una serie modesta, sin grandes pretensiones tipo House of Cards, Juego de Tronos o Homeland. Doméstica, diría. Trata de la vida de la gente de un pequeño pueblo inglés, con sus pequeños comercios, sus bares, sus casitas a orillas del mar, su vida simple.
Tal vez uno de sus mayores aciertos haya sido la elección del escenario. Broadchurch no existe, está realizada en la Costa Jurásica de Dorset al sur de Inglaterra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que tiene la friolera de 150 millones de años. Esos acantilados que parecen recortados por el zarpazo de un gigante son inquietantes y te hacen creer que cualquier cosa es posible.
Los dos personajes principales, la empática y pueblerina policía, Ellie Miller (Olivia Colman) que parece que todo lo hace a bandazos y el experimentado investigador, Alec Hardy (David Tennant) que viene de mejores destinos, hacen una pareja complementaria.
Las primeras dos temporadas trataron de la muerte del niño Dan Latimer, que fue encontrado al pie de las inmensas murallas vecinas del mar. A partir de ese punto se fue desenredando la madeja de todo lo que se esconde en la vida de las personas, de cualquier parte del mundo. Y es eso lo que tiene esta serie, que aborda con soltura los temas que están desde que los griegos decidieron convertirlos en teatro.
La tercera temporada fue una sorpresa para mí, pensé que con las dos primeras ya estaría amortizada, pero no. Y comienza fuerte con la violación de una mujer adulta. Desde ya deja la violación completamente descarnada. Ya no hay el pretexto de que era una mujer joven, seductora, con minifalda o demás. Dejan el hecho en su pureza para de allí comenzar a diseccionarlo. Lo más sorprendente de todo el desarrollo del tema es la delicadeza y el respeto con el que abordan el mismo. Empezando desde la misma policía. Sería interesante que el visionado de los ocho capítulos estuviera en los cursos de formación de los agentes encargados de dar respuesta a este tipo de crímenes. Ejemplar.
Pero lo que más desconcierta son las razones por las cuales el culpable lleva a cabo tan aberrante delito, sencillamente porque pensaba que era sólo sexo y que las mujeres ya lo habían tenido antes y que el control que ejercía sobre sus víctimas era simplemente "bonito". Como diría Hannah Arendt, la banalidad del mal.
Junto con Dorset, un sitio al que algún día debería ir, he descubierto al músico islandés Òlafur Arnalds, que es el que hace parte de la banda sonora y cuya canción "Take my leave of you" cierra el último capítulo. Belleza pura. Y es que cuando se toma el camino alternativo en todo, las sorpresas no dejan de brotar...
Deberíais verla.
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