(Hay vida a pesar del plástico)
Claro que hubiera sido de estúpidos pensar que no nos leíais. Es obvio. Habíamos cometido el grave delito de no ir con la corriente mayoritaria del barrio: habíamos decidido oponernos a que nos plantárais Guantánamo en la puerta de nuestras casas. Y así se lo dijimos a la "vuestra- presidenta" en persona y sin intermediarios. Además, cargados con picos, palas y cubos de agua osamos plantar un árbol. ¡Dios! Qué horror. Encima, a estas alturas de la historia, estamos agrupados en una plataforma. Qué reminiscencias del franquismo, si él viviera todo sería diferente, ¿no? Al menos estaríamos callados que es como mejor estamos para vosotros.
No creáis que me disgusta ver impresos todos nuestros intercambios en vuestras manos. A ver si alguna vez leéis pensamientos con vuelo propio y aprendéis algo de ellos. Aunque, después de tan puntilloso trabajo, de lectura e impresión, menuda gracia os habrá dado que el juez no los aceptara como prueba. Lo más probable es que cuando su señoría vió de qué iba el juicio pensara que era un buen tema de sobremesa, porque da para eso y poquito más, aunque vosotros queríais algo así como el juicio de las brujas de Salem. Pero se impuso la inteligencia y os las vistes cortitas cuando no podíais explayaros a gustito acusándonos de todo lo que pasa en el mundo. Que ya tenéis práctica, con Zapatero y el PSOE lo hacéis a diario.
Vuestro castigo -aparte de una multa por ocupar el precioso y valioso tiempo de un juez durante una hora y media-, este verano, debería ser quedaros jugando al golf durante ocho horas seguidas con el plástico quemándoos los pies y a pleno sol. ¿No es lo que defendéis? Pues ¡hale! a jugar y, además, a seguir leyéndonos. A ver si se os pega un poco el pensamiento crítico, aunque a estas alturas del partido...
(Hay, Ray Bradbury, se diría que estamos en la reedición de tu novela Farenheit 451. Si en ella se quemaban los libros, peligrosos libros, ahora se enjuicia a los planta-árboles, no a los que los arrancan. Parece el mundo al revés.)
Claro que hubiera sido de estúpidos pensar que no nos leíais. Es obvio. Habíamos cometido el grave delito de no ir con la corriente mayoritaria del barrio: habíamos decidido oponernos a que nos plantárais Guantánamo en la puerta de nuestras casas. Y así se lo dijimos a la "vuestra- presidenta" en persona y sin intermediarios. Además, cargados con picos, palas y cubos de agua osamos plantar un árbol. ¡Dios! Qué horror. Encima, a estas alturas de la historia, estamos agrupados en una plataforma. Qué reminiscencias del franquismo, si él viviera todo sería diferente, ¿no? Al menos estaríamos callados que es como mejor estamos para vosotros.
No creáis que me disgusta ver impresos todos nuestros intercambios en vuestras manos. A ver si alguna vez leéis pensamientos con vuelo propio y aprendéis algo de ellos. Aunque, después de tan puntilloso trabajo, de lectura e impresión, menuda gracia os habrá dado que el juez no los aceptara como prueba. Lo más probable es que cuando su señoría vió de qué iba el juicio pensara que era un buen tema de sobremesa, porque da para eso y poquito más, aunque vosotros queríais algo así como el juicio de las brujas de Salem. Pero se impuso la inteligencia y os las vistes cortitas cuando no podíais explayaros a gustito acusándonos de todo lo que pasa en el mundo. Que ya tenéis práctica, con Zapatero y el PSOE lo hacéis a diario.
Vuestro castigo -aparte de una multa por ocupar el precioso y valioso tiempo de un juez durante una hora y media-, este verano, debería ser quedaros jugando al golf durante ocho horas seguidas con el plástico quemándoos los pies y a pleno sol. ¿No es lo que defendéis? Pues ¡hale! a jugar y, además, a seguir leyéndonos. A ver si se os pega un poco el pensamiento crítico, aunque a estas alturas del partido...
(Hay, Ray Bradbury, se diría que estamos en la reedición de tu novela Farenheit 451. Si en ella se quemaban los libros, peligrosos libros, ahora se enjuicia a los planta-árboles, no a los que los arrancan. Parece el mundo al revés.)
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