El niño de la foto nació en 1954. La importancia de la fecha radica en que nació exactamente un año antes de que se generalizara la vacuna contra la poliomelitis (descubierta por Jonas Salk y presentada en sociedad el 12 de abril de 1955). Él fue de los niñ@s "agraciados" con la enfermedad.
Si se mira con detalle la foto veremos a un niño feliz, porque la vida de este niño, ahora un hombre, tuvo todos los altibajos que puede haber tenido la suya o la mía. Tal vez tuvo más que cualquiera de nosotros, porque fue bien querido, a veces, más: amado. Su madre apostó por su independencia y consiguió que caminara por su cuenta y que se labrara un futuro solito.
El niño de la foto nació con los ojos bien abiertos. Todo parecía indicar que su destino estaba señalado para ayudar a que los demás también hiciéramos el esfuerzo por abrirlos.
Las razones por las que me apetece hablar del niño de la foto, ahora un hombre, es porque es mi amigo y es de los pocos amigos de los cuales siento un verdadero placer al hablar. Porque él, aparte de darme todo lo que me pudo dar en el retazo de vida que me tocó compartir, me enseñó algo que nunca terminaré de agradecer: el pensamiento crítico, que aplico sin mesura, con alevosía y sin descanso.
El niño de la foto, subido a su triciclo, no mira con mirada de niño, tiene las cejas en posición de preguntarle algo al que le toma la foto, comenzando con gestos lo que después sería su razón de ser, cuestionar por todo y no aceptar nada sin pasarlo por su propio tamiz.
Hace unos años, mi hermana me preguntó qué hubiera sido si no hubiésemos conocido al niño de la foto, ahora un hombre hecho y derecho. Era una pregunta retórica porque ambas sabíamos la respuesta, seríamos un par de idiotas.
Se preguntarán por qué abundo con el niño de la foto. Verán, mi amigo ama el mar y por razones de salud no puede viajar a verlo. El año pasado le hice la promesa de que siempre que fuera a la playa pensaría en él. Este año, en Tavernes de la Valdigna, me senté como siempre a mirar aquello que amo, cerré los ojos y le mandé el mejor de los deseos. Eso, cada día. Un poco del plash plash de las olas, un mucho de salitre y dos porciones del canto de las gaviotas, todo con las ganas de que sea una amistad que dé aún para muchos trotes.
Cuando pienso en él recuerdo el maravilloso Credo de Aquiles Nazoa, ese que comienza diciendo Creo en Pablo Picasso, creador del cielo y de la tierra, creo en Charles Chaplin, hijo de las violetas y los ratones que fue crucificado, muerto y sepultado por el tiempo pero que cada día resucita en el corazón de los hombres (sic), creo en los ratones de la Cenicienta, Belarfiro el caballo de Rolando, Isadora Duncan, Aquiles frente al mar, y sobre todo, creo en la amistad como el invento más bello del hombre (sic) y creo en mí mismo, puesto que sé que hay alguien que me ama... Sé que es apenas un resumen, como resumen es lo que les cuento del niño de la foto, que merece más, mucho más que una simple entrada en mi blog...
PD: Mi amado amigo, Nano Berdecio, murió el 5 de abril de 2012 mientras yo viajaba por Salamanca. Aunque esperaba el desenlace, fue un palo para mí. Saber que ya no está, le da a mi viaje periódico a Santa Cruz, otro sentido. El sol no brillará igual, el viento dejará de soplar con la energía de siempre y probablemente, los sonidos y olores serán diferentes. No porque no tenga otrxs amigxs sino porque a mi puzzle le faltará una pieza, no la del cielo, pues al final son todas parecidas, pero sí la que define la figura central, que ahora quedará hueca por siempre...
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