Ir al contenido principal

Tinta con agua

Durante todos estos días he estado leyendo con detenimiento lo que se ha generado a partir del golpe de Estado de Honduras. Lo que he podido observar de lo leído, es que se tiende a caer en el maniqueísmo de siempre: cierta izquierda acrítica que apoya a Zelaya a muerte, como si fuera el santón de la democracia, colocado en esa posición por el papa Chávez; por otro lado, la derecha, que critica a Zelaya sin ambages, buscando un justificativo legal y hasta constitucional para lo que, a todas luces, es un acto inconstitucional, ilegal e ilegítimo.
Uno de los pocos artículos que me ha parecido mesurado y que pone los puntos sobre las íes, ha sido el de Mario Vargas Llosa en su Piedra de Toque. Sé que hay una tendencia en la izquierda "pensante" a considerarlo algo así como el portavoz del capital. Como si Vargas Llosa no tuviera voz propia, con todo lo que ha visto y leído. Confieso que me gusta porque muchas veces he coincidido en sus percepciones y puntos de vista, cuando ha estado en Palestina y el Congo, por dar dos ejemplos. Es un tío de izquierdas, pero del estilo de zquierda independiente y con espíritu crítico, que se aferra a determinados valores que son los que permiten la supervivencia de la civilización, léase democracia y derechos humanos. El único problema que tienen los que defienden estos valores a rajatabla es que al aplicarlos no todos pasan el examen y enseguida puedes ser firme candidato al garrote vil.
Vargas Llosa crítica el golpe, pero también la actuación inconstitucional de Zelaya y el hecho de que Micheleti lo haya convertido en el paladín de la democracia, cuando tiene un historial ajeno a ella.
Vale la pena leer el artículo entero.
Al análisis de Vargas Llosa yo le añadiría una observación a todos los que se alegraron por el golpe, en especial a mis compañeros de certificado de nacimiento: no nos olvidemos que en Bolivia se hicieron varios referendos sin autorización del parlamento, violentando las leyes y en clara oposición al orden constitucional (¿les suena? Lo mismo que hizo Zelaya), se llevaron a cabo sin que hubiera ni un solo muerto, ni siquiera un detenido. Y no estoy defendiendo a Morales que no es santo de mi devoción. Las cosas por su nombre. El problema es que si hoy damos el visto bueno a este método, mañana, cuando pase lo mismo en otro sitio, ¿qué diremos? No embarguemos la voz, por favor, que podemos perderla.
Lo mejor que tenemos es esa forma inmadura e incompleta de gobernar nuestros países llamada democracia, dejemos las dictaduras para la prehistoria de nuestro continente.
Por mi parte, sólo me queda defenderla a muerte (sólo de palabra, no creo ya en la necesidad de morir por nada).

Comentarios

Entradas populares de este blog

Otro 30 de junio sin Lizandro

 Cada treinta de junio, desde que partiste, es un golpe con cristales rotos, un tren parado a las tres de la madrugada en un páramo frío, una tentación de volar al vacío, un sinónimo de ausencia, soledad, nostalgia. Son nueve ya. Y en todos estos años, tu recuerdo ha sido constante e imborrable, como si el tiempo, lejos de borrarte, se empeñara en traerte cada día. Y es que cuando has amado a alguien, el amor se mantiene imperturbable, a pesar de las separaciones.  Y yo te hablo y te pido favores, porque siento que estás conmigo. Tal vez sea una manera de mantenerte vivo, no lo sé, pero me ayuda a conjurar otras ausencias. Ya sabes que no creo en santos ni aparecidos, pero sin embargo, en esos momentos en que necesito un ángel que proteja a mis bienamadas, te hablo y te digo: querido Lizandro, cuídalas. Dice Jeff Dune, doctor en física nuclear, que existimos más allá de lo físico, que la noción del tiempo y el espacio son solo herramientas que nos ayudan a dar sentido a nuestras experi

Entre tú y el Ché - seis grados de separación

  Como desde hace unos 5 viajes, solemos reunirnos los tres en una distendida cena en algún restaurante de nuestra ciudad, Santa Cruz. Amigos desde los 13 años pero con un largo paréntesis de esos que se inauguran cuando te casas, tienes hijos y formas una familia, para luego retomar las viejas y esenciales amistades, resultado del perdón de la parca, que nos permite aún gozarlas; recuperamos la relación con fuerza y voluntad de mantenerla todo lo que dé el cuerpo. En esta cena, que se va alejando ya de la memoria, pisoteada por la cotidianeidad española, ambos me contaron su relación con el Ché. Ahora que se ha convertido en un trago, merced de aquel político diletante que ahora se dedica a la restauración después de haber fracasado en sus intentos de alcanzar los cielos desde Madrid, el Ché siempre ha acompañado a los bolivianos de mi generación porque fue parte de nuestra cultura, tanto como la es de los cubanos y menos de los argentinos. Cada uno de nosotros tiene una historia que

Erick y el tiempo

 Nunca es fácil escribirle a los amigos que se han ido y ya tengo una edad en la que me ha tocado despedir a muchos. El lunes 5 me llamaron del hospital para decirme que habías tenido una parada respiratoria y yo ya supe (lo supe cuando vi que la llamada era a una hora inesperada) que ya nada se podía hacer por ti, por lo que no me hacía falta la segunda llamada (a los 20 minutos) para certificarlo.  Fuimos a verte una vez más. Llevábamos nueve días tomando varios metros y un autobús en medio de la nada, de una parada que alcanzaba los 47 grados, para ir a verte la media horita que nos permitían. Era cuando yo te hablaba y te decía que te esperábamos todos, tus otros amigos gatos y nosotros. Pero media hora de amor no era suficiente para tapar todo el dolor que te provocaban las intervenciones médicas, justificables porque intentábamos todo -los veterinarios y nosotros- para salvarte. Pero tu pobre cuerpecito, invadido por sueros y sondas no pudo más. El día domingo 4 ya llorabas de do