El teléfono sonó y me despertó este día de huelga global. Era mi amiga Isolde que después de disculparse por el despertar abrupto me pidió consejo: su amada gata, una venerable señora de la tercera edad, de nombre Miaule había enfermado y llevaba días en la clínica veterinaria apurando sus últimas energías. Me preguntaba qué me parecía la decisión de dormirla. Sé que es una decisión durísima pero también sé que es más humano detener el sufrimiento innecesario y el encarnecimiento médico, que es una opción a la que también me gustaría acceder. Fue lo que le dije. Mi amiga lloró mucho por algo que tenía en mente y que, tal vez, deseaba un eco que la apoyara y pensó en mí.
Me acaba de escribir para contarme que Miaule se marchó plácidamente esta mañana...
Para eso están las amigas para acompañarnos incluso cuando perdemos a nuestras amadas mascotas. Contigo en mi corazón, Isolde y larga vida en la memoria para una gata llamada Miaule... Porque eso tienen estos peludidos, picotean, invaden, anidan en nuestras vidas y su ausencia es dolorosamente notable porque se ganan a pulso el derecho de ser inolvidables.
Me acaba de escribir para contarme que Miaule se marchó plácidamente esta mañana...
Para eso están las amigas para acompañarnos incluso cuando perdemos a nuestras amadas mascotas. Contigo en mi corazón, Isolde y larga vida en la memoria para una gata llamada Miaule... Porque eso tienen estos peludidos, picotean, invaden, anidan en nuestras vidas y su ausencia es dolorosamente notable porque se ganan a pulso el derecho de ser inolvidables.
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