Si usted descubriera a la chica de la foto al abrir su facebook, ¿qué sentiría? Tal vez, que la belleza ha inundado su escritorio sin ninguna prevención. Como nadie le alertó que recibiría tal soplo de frescura, se detuvo unos minutos a mirarla con detalle. Empezaría por el pelo, para descubrir que, aunque está desordenado, parece haber sido ubicado con la exactitud con la que un niño coloca a sus soldaditos en su campo de guerra imaginario, en completa falta de armonía pero con una funcionalidad perfecta. Luego bajaría por la frente para encontrarla tan lobulada y bonita. Pero se detendría más tiempo en perfilar su nariz. Si yo le dijera que no ha recibido ni un toque de bisturí, quedaría estupefacto, estoy segura. Los ojos están pintados, muy bien pintados, y cualquiera diría que la mano que produjo ese resultado sería la envidia de Cleopatra. Pero, indudablemente, lo que más misterio provoca es su mirada. ¿A dónde mira este portento de mujer? Nadie lo sabe, pero todos querríamos que esa mirada nos fuera regalada a nosotros, en un momento de alegría y más en el de penuria. Si bajamos más, la vemos envueltita en sí misma, como al descuido. Pero la perfección de sus piernas regalándonos el gusto de mirarlas, nos desvela que nada tiene descuido en ella.
Cualquiera diría que es una modelo o una bella actriz. Pero la mujer de la foto decidió ser hija, madre, hermana, sobrina y hasta tía; también amiga. Antes que modelo o actriz. Para más inri, decidió ser mi hermana y yo, solamente una plagiadora de Millás, escribiéndole a esta foto. Regalo de esta mañana.
Cualquiera diría que es una modelo o una bella actriz. Pero la mujer de la foto decidió ser hija, madre, hermana, sobrina y hasta tía; también amiga. Antes que modelo o actriz. Para más inri, decidió ser mi hermana y yo, solamente una plagiadora de Millás, escribiéndole a esta foto. Regalo de esta mañana.
Comentarios