Miré a la cobaya. De un tiempo a esta parte, primero miro a los animales y niños y luego a sus acompañantes. A veces, ni eso, los ignoro por completo. Pero ésta vez pasé del animal al dueño por respeto. Lo veía por la zona desde hace ya tiempo, pues había decidido instalarse en el barrio. Tal vez por seguridad. Chamberí era uno de los barrios más seguros, aunque ya es una cualidad que comienza a desaparecer con la crisis. Ciudadanos sin domicilio fijo, "clochards", vagabundos, "sin techo"..., son los nombres con los cuales se los hace visibles. Aunque nadie los mira y padecen una suerte de invisibilidad social. Por lo general, hombres de mediana edad que han perdido su trabajo, su familia, su casa, su derecho a llamarse ciudadanos con todos sus derechos. Por estos lares hay varios. Uno, lleva a cuestas una valija que hace que pienses que es un ejecutivo que acaba de bajarse de un avión. Le traiciona el cuello sucio de su camisa blanca. Otro, parece extranjero, es ru