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Mostrando entradas de marzo, 2008

Tiempo

En aquella carta que lamentablemente perdí, mi amiga Gretel me decía que lo que más lamentaba del tiempo que vivimos juntas en la universidad era no haber compartido más cosas conmigo. El tiempo. Desde esa reveladora misiva, he intentado siempre sacar el tuétano a los minutos, estirarlos y darles todo de sí. Tengo que reconocer que muchísimas veces no he conseguido hablar todo lo pensado, mirar todo lo deseado y acariciar todo lo anhelado. Cuántas veces fui egoísta y no di más de lo que podía por mera flojera o aplicando el recurso infantil del enfado fallé a los que más quería. Para después revolverme en el arrepentimiento y en el sollozo. Mi amiga, mi querida amiga Ilda pasó un par de terribles semanas antes de que finalmente los batablancas decidieran hospitalizarla. Hice tan poco por ella. Podía haber dado más, podía haber estado más, podía haber sido más. Pero más pudo la abulia de principio de primavera. Y ahora viene el arrepentimiento. Y ahora viene el sollozo. Me faltas...

Amiga

Si hay algo que debí lamentar profundamente es ser tan mala en eso de darle a los trastos de la cocina. Como estaba muy malita mi querida amiga Ilda, le dije que le bajaría el almuerzo. Puse todo mi interés, no lo niego. Pero el resultado fue un desastre: el consomé tenía la pasta al dente (de dinosaurio), el arroz parecía recién cosechado y el pollo tenía una repugnante forma blanquecina de seso de mono vivo. Aunque hice otros herbiditos con manzana y anís, creo que el resultado fue un verdadero desastre. Pero mi amiga -así son las amigas- lejos de quejarse, comentaba después de cada bocado, "Qué bueno está". Veréis, Ilda es una vecina argentina que vive tres plantas más abajo. Nos conocemos hace muchísmos años, pocos después de llegar a España y es la típica vecina-amiga que está para rotos y descosidos. A ella llamé cuando me hice un corte con el cutter en el dedo que necesitó unos cuantos puntos. También la llamé cuando al despertar de la siesta de un domingo al lado de l

Sobrinanieta

Tengo una sobrina nieta que se llama Isabela. Tiene 12 años. Tan chiquita como es, sin embargo le da a las palabras que da gusto. Seguro que sale a su bisabuelo (de casta le viene al galgo), poeta como ella, que se sentiría orgullosísimo de leerla. Un pequeño ejemplo, pues tiene muchísimas cosas escritas, entre ellas, el diario de un gato en cautiverio, que algún día, con seguridad, tendremos el gusto de verlo publicado. Favourite Colours by Isabela Siemers Red means power, speed and pace White is beauty, tidyness and grace Black is stormy, cool and daring Blue is kind, trustworthy and caring Pink is pretty, fuzzy and cute Yellow is straight-forward, wearing plain jeans and boots Green is natural, sensible forever Purple means you are rather clever So, whatever colour you may favour, Gives your life a different flavour!