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Mostrando entradas de julio, 2007

We used to be friends

El diez por ciento de los españoles estaría dispuesto a dejar a su pareja por un año por un millón de euros. Eso lo dice una encuesta realizada por el diario gratuito ""20 minutos". A nuestro favor, hay algunos que opinan "que ni por todo el oro del mundo" dejarían familia ni amigos. Eso habría que verlo. ¿Es posible abandonar todo: amigos, principios, ambientes, pasado y futuro por dinero? Yo creo que sí. Lo vemos a diario. Yo conozco un caso muy cercano, tan cercano que hasta pincha en algún sitio recordarlo. Solíamos ser lo que se dice en la calle "los mejores amigos del mundo". Lo conocí allá por los ochenta, cuando militar en un partido de izquierdas te convertía en un noble aventurero con capa y espada dispuesto a dar su vida por redimir la de los demás. No era guapo, pero su airecillo intelectual, gafitas de ver incluidas, una barbita que no paraba de alisar y un libro bajo el brazo que cambiaba cada tres días, dada la velocidad con la que lo

De los Viajes con Heródoto

Para mis largas tardes de mamá-acompaña-nenas-a-la-piscina he elegido algunos libros a los que quería hincarle el diente hace milenios. Uno de ellos, "Viajes con Heródoto" de Ryszard Kapuscinski. En esa lectura encandilada, por alguna razón extraña (comprensible por el lugar en el que me encontraba), perdí un párrafo genial. Esta mañana, en la parada de autobús, volví unas hojas atrás y lo descubrí. Ahora lo comparto: K. describe cómo podría sido la infancia de Heródoto. Su libro "Historia" le fue regalado por la redactora del periódico que le dio la oportunidad de partir hacia el extranjero, su gran sueño. Escribe: "De manera que Heródoto era un griego de los confines y, además, un mestizo. Personas como él crecen entre varias culturas y por sus venas corre una sangre mixtra. Su cosmovisión se compone de nociones tales como: tierra de frontera, distancia, otredad, diversidad. Hallamos entre ellas una tipología de lo más variada. Desde sectarios fanáticos y ra

Conversaciones con Goyo

(Hay vida a pesar del plástico) Claro que hubiera sido de estúpidos pensar que no nos leíais. Es obvio. Habíamos cometido el grave delito de no ir con la corriente mayoritaria del barrio: habíamos decidido oponernos a que nos plantárais Guantánamo en la puerta de nuestras casas. Y así se lo dijimos a la "vuestra- presidenta" en persona y sin intermediarios. Además, cargados con picos, palas y cubos de agua osamos plantar un árbol. ¡Dios! Qué horror. Encima, a estas alturas de la historia, estamos agrupados en una plataforma. Qué reminiscencias del franquismo, si él viviera todo sería diferente, ¿no? Al menos estaríamos callados que es como mejor estamos para vosotros. No creáis que me disgusta ver impresos todos nuestros intercambios en vuestras manos. A ver si alguna vez leéis pensamientos con vuelo propio y aprendéis algo de ellos. Aunque, después de tan puntilloso trabajo, de lectura e impresión, menuda gracia os habrá dado que el juez no los aceptara como prueba. Lo más p