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Mostrando entradas de junio, 2013

Aquellos fósforos (cerillas)

Un miserable regente, de un colegio de medio pelo que llevaba el nombre del ilustre y universal escritor Cervantes, fue el responsable de que a la temprana edad de ocho años se me instalara la duda como forma de movimiento. Duda del discurso barato, de la prensa engañosa, del presentador sonriente, del político profesional, del jefe irónico, del profesor nervioso, del policía empoderado... y podría seguir con una larga lista pero hoy voy hablar de este personajillo y su influencia en mi vida. Veréis, cuando era pequeña el oficio de regente era, probablemente, uno de los más miserables. Se necesitaba una mezcla de pobre con algo de sicópata para acceder a él, ya que su cometido era bastante ruin. Consistía en castigar a los niñ@s que llegaban tarde -como si la culpa fuera de ell@s y no de sus mayores-, que se "portaban mal" -entrando en esta categoría cualquier ingenua travesura infantil- o que le faltaban el respeto a los adultos, que eran los únicos que podían faltar al