Mi roomate y yo solíamos escuchar a Miami Sound Machine en nuestro cuarto, un poco a escondidas porque el régimen los tenía en la lista de los prohibidos. En la misma lista estaban también el cómico Álvarez Guedes y la serie Rambo, sobre todo aquélla en que el pésimo, más que pésimo, Stallone les daba con palo a los comunistas. Por ello mismo los escuchábamos y veíamos en nuestra habitación universitaria sólo por provocar, no por gusto estético. Años más tarde, Gloria Stefan me acompañó en todo mi periplo a lo largo y ancho de España. La escuché en los bares de León, Sevilla, Córdoba, Granada, Toledo y Madrid: Sé que aun me queda una oportunidaaadd...", enunciaba y a mí me parecía una canción bonita aunque siempre me quedaba un resto de desagrado por lo que significaba el personaje. La otra noche, la ví en el programa de Eva Hache, mientras esperaba mi serie favorita Queer as Folk hasta las tantas de la madrugada. Fue la última entrevista y por eso me la tragué con patatas. Se ma