Cuando desperté, Galeano llevaba mucho tiempo ahí. Para mí y para todos los hombres y mujeres de mi generación Las venas abiertas de América Latina, aparte de hacernos conocer esa hermosa reflexión: "Hemos guardado un silencio demasiado parecido a la estupidez", nos permitió leer la historia desde un punto de vista más crítico, apuntando a las causas de tanto descalabro -aunque permitiera acomodarnos y no darnos cuenta que con nuestro eterno afán de posponerlo todo éramos parte del problema- y abriéndonos los ojos a otras lecturas. Era como el baño de iniciación. A partir de ahí, tocaba volar. Me pareció increíble que un libro que era tan entretenido como una novela de piratas tuviera tanto que enseñarnos, por eso, años después de leerlo y ya viviendo en La Habana, cuando supe que Galeano venía a dar una serie de conferencias, me propuse seguirlo en plan sombra. Y eso hice, sólía llegar la primera y me sentaba en primera fila y lo escuchaba con atención y lo grababa y lo vol