En los ochenta, Liv Ullman aceptó actuar en la película argentina "La amiga". Una película durísima que hablaba de los desaparecidos. En un momento dado, su amiga Raquel (Cipe Likovsky) cuyo hijo había desaparecido, le dice a María (Ullman) que peor que tener un hijo muerto, era tener a un hijo desaparecido, porque al menos al primero sabías dónde llevarle flores. Personalmente, no puedo comparar ambos extremos porque sólo he experimentado la muerte de un sobrino. Cuando hablo con mi hermana puedo percibir que esta ausencia le sigue lacerando el alma desde el minuto uno de esta pérdida y que su reloj se paró aquel lejano día de junio de 2015. Tampoco he vivido por mucho tiempo la desaparición de una hija, aunque sí he sabido lo que es no tener ningún dato de ella durante algunos días y lo que es dejar correr la imaginación de todo lo que puede estarle pasando. La mente, en esa libertad incontrolada, te lleva a recorrer los mayores infiernos, aunque seas consciente de que el