Los bolivianxs somos informales, impuntuales, bromistas pesados e impertinentes hasta meter la pata hondo. Es decir, somos esos que te dicen "te llamo mañana" y... siéntate a esperar, que no llamaremos nunca. O que llegamos un par de horas después a la cita con sonrisa de "gané el premio" y cara de "yo no fui". O los que hacemos una broma sobre los defectos de uno de los del grupo y nos echamos a reír como burros y cuando levantamos la cabeza descubrimos que somos los únicos que se están riendo. O los que decimos "yo conozco a su mamá" y el otro responde "es mi esposa" y añadimos "pero qué simpática". Sí, somos esos distraídos que bordeamos la mala educación, esos que parece que han tomado sopa de loro y que quieren opinar de todo, los que hablamos a gritos y señalamos con el dedo cuando hablamos de alguien. Somos eso y mucho más. Claro que como todos somos casi iguales no notamos las diferencias. Éstas vienen de la mano de lo