Los que conservan el reloj de su padre muerto en algún cajón del armario, comprenderán las razones por las cuales pienso que algunos objetos tienen magia. Alguien dijo que, incluso, tenían su propio dios. Otros, le han dedicado una estupenda miniserie (La Habitación Perdida) en la cual los objetos tienen funciones nada naturales. El objeto del cual quiero hablarles es de una pluma. Veréis, pienso que tengo buena letra -cuando escribo a mano, que sólo suele ocurrir en clases-, en alfabeto latino o cirílico y hasta los caracteres chinos me salen muy monos. Pero no es una cualidad atribuíble completamente a mis artes, más bien a la pluma con la que escribo. Actualmente, suelo elegir muy bien, entre otras cosas porque tengo las posibilidades de hacerlo, y escribo con tres "Pilot G-tec-C4" de punta extrafina de colores rosa, lila y celeste; pero antes me las veía de figurillas para conseguir mi objetivo final, una letra elegante y personal. Hace unos mil años, caminando por la Ha