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Mostrando entradas de junio, 2010

Nosotros los informales

El terrible accidente de Castelldefels me ha dejado pensando. No ha sido casual, creo yo, que de los 12 muertos, 11 sean latinoamericanos (dos de ellos, bolivianos). Y es que si hay algo que nos caracteriza (a los latinos) es ser informales. De nada me vale que algunos pongan diferentes justificaciones: no querían pagar 1,65 euros que es lo que valía el pasaje; que no sabían dónde estaba el paso subterráneo; que la pasarela estaba cerrada; que no había policías para orientarlos; que el tren iba sin luces; que iba a mucha velocidad (no lo dudo ya que era un tren de alta velocidad) etc. Hay algunos familiares que se han planteado pedir responsabilidades ante tal agravio. Me imagino que ya habrá algún abogado que les diga que las leyes deben cumplirse y que los ciudadanos están obligados a conocerlas una vez éstas se han publicado en el BOE; que las normas están escritas y que a nadie en su sano juicio se le ocurriría cruzar por las vías del tren, dando un salto, sólo porque el paso subte

Planeta jabulani

El Mundial de Fútbol es el fenómeno global que produce una mélange extraña pues, de pronto, sientas a tu lado a los que antes eran tus enemigos (léase rivales, de otros equipos que antes odiabas en la Liga) y a los que eran tus amigos les ladras como hiena de sabana, sólo porque en este puzzle gigantesco que vuelve a formarse cada cuatro años, cada cual duerme tapado con su bandera respectiva. Menos los bolivianos, obviamente. Sólo una vez llegamos a un Mundial y eso fue en épocas pretéritas, cuando un señor vasco apareció por esos lares perdidos y nos dio un poquito de esperanza y se armó un equipo, a pesar de la ya asumida indisciplina de los bolivianos que hemos hecho del viernes de soltero un culto. Y nos pusieron en el partido inaugural de sparring del dernier campeón del mundo: Alemania. Perdimos como en la guerra, está demás decir, aunque luchamos como jabatos. Y a pesar de ponerle mucha ilusión al asunto duramos lo que dura un novato en un cuadrilátero: salimos en el primer

Se puede, claro que se puede...

Se puede apoyar la invasión de Afganistan, inspirados en esa otra que liberó a los camboyanos del terrible Pol Pot y a la vez haber salido a la calle a protestar por la de Irak, amparados en la idea de que aunque no te gusten los dictadores, no concibes la idea de que caigan bombas sobre la casa de los que le padecieron... Claro que se puede. Se puede tomar partido por la revolución verde de Irán porque no te gustan los islamistas radicales y porque quieres libertad para ese pueblo y, por ello mismo, criticar las acciones de Israel en Palestina porque sólo dan el combustible necesario para profundizar y ensanchar el poder de estos mismos... Claro que se puede. Se puede amar la cultura China y Rusa, estudiarlas, pasarla bien con ellas, pero seguir pensando que son dos países que todo lo logran aplastando, acallando, torturando, encerrando, desapareciendo las voces disconformes... Claro que se puede. Se puede estar de acuerdo con el control del estado de las empresas estratégicas como

Pinchar el globo

Ante la mención repetida del nombre de Coelho por una escritora que le gusta a mi hija, decidí leer una de sus obras más conocidas. Me pareció un infumable panfleto que rezumaba una gran autosuficiencia, con un sinembargo que paso a relatar. Hace unos días recibí uno de esos odiosos pedeefes que se demoran un mundo en avanzar, aunque le des violentamente al mouse. Era un escrito de Coelho. Aunque no es difícil identificarlo como un plagio del pensamiento budista, reconozco que sus consejos son interesantes. Se llama "Cerrando círculos", y lo cierto es que si siguiéramos esas pautas (difíciles, todo hay que decir) seríamos un poquito más felices. Sobre todo, deberíamos aplicarnos el cuento los que, un día, decidimos tomar vuelo (nunca mejor dicho) y marcharnos de nuestro país en un viaje aventurero y aventurado. Nosotros partimos y hacemos nuestra vida allende fronteras no exenta de muchos problemas, roturas, quebraduras, pérdidas, silencios, abandonos, impresionantes dosis